viernes, 22 de mayo de 2015

EL DATO

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COCINA y algo mas!

RECETA: TARTA TOFI



Yo soy de las que prefieren lo salado pero hay una reina torta que siempre me sale muy bien, es fácil, gusta a todos y es ideal para el cafecito en la sobremesa...o para matar la angustia de un desamor*


Ingredientes:
Masa:
·         300 grs de harina leudante (o harina común más 3 cucharaditas de polvo de hornear)
·         2 huevos
·         100 grs de manteca

Cobertura:
·         500 grs de dulce de leche repostero (tiene más consistencia que el común)
·         125 grs de chocolate en barra o un sobre de baño de repostería

Preparación:
Para la masa:
Si tienen procesadora, simplemente colocan todos los ingredientes (la manteca fría, en trocitos) y procesan hasta formar un bollo. Si es a mano, tienen que hacer una “arenilla” integrando el harina a la manteca (fría y cortada en trozos) y agregar los huevos hasta formar un bollo tocando lo menos posible con las manos (se pueden ayudar con un tenedor). No lleva ni azúcar ni líquidos. Cocinan la preparación en horno moderado unos 15 minutos. Luego, dejan enfriar y colocan el dulce de leche.

Para la cobertura:
En una ollita o jarrito y a fuego muy mínimo (o puede ser en el micro), derriten el chocolate cortado en trozos con la manteca (bien despacito para que no se queme). Luego, colocan el chocolate sobre el dulce de leche y fundamental : enfrian bien (freezer una hora mínimo).
Finalmente, la cortan en cuadraditos y sirven.

*Curiosidades sobre el amor y el chocolate que recolecte por ahí:

ESTADO DE ENAMORAMIENTO o "Imbecilidad transitoria"(le llamó Ortega y Gasset) a ese estado transitorio no se puede mantener bioquímicamente por mucho tiempo.
No hay duda: el amor es una enfermedad. Tiene su propio rosario de pensamientos obsesivos y su propio ámbito de acción.
Si en la cirrosis es el hígado, los padecimientos y goces del amor se esconden, irónicamente, en esa ingente telaraña de nudos y filamentos que llamamos sistema nervioso autónomo.

En ese sistema, todo es impulso y oleaje químico. Aquí se asientan el miedo, el orgullo, los celos, el ardor y, por supuesto, el enamoramiento.
A través de nervios microscópicos, los impulsos se transmiten a todos los capilares, folículos pilosos y glándulas sudoríparas del cuerpo. El músculo intestinal, las glándulas lacrimales, la vejiga y los genitales, el organismo entero está sometido al bombardeo que parte de este arco vibrante de nudos y cuerdas.
Las órdenes se suceden a velocidades de vértigo: ¡constricción!, ¡dilatación!, ¡secreción!, ¡erección! Todo es urgente, efervescente, impelente...
Aquí no manda el intelecto ni la fuerza de voluntad. Es el reino del siento-luego-existo, de la carne, las atracciones y repulsiones primarias..., el territorio donde la razón es una intrusa.

El verdadero enamoramiento parece ser que sobreviene cuando se produce en el cerebro la FENILETILAMINA, compuesto orgánico de la familia de las anfetaminas.
Al inundarse el cerebro de esta sustancia, éste responde mediante la secreción de dopamina (neurotransmisor responsable de los mecanismos de refuerzo del cerebro, es decir, de la capacidad de desear algo y de repetir un comportamiento que proporciona placer), norepinefrina y oxiticina (además de estimular las contracciones uterinas para el parto y hacer brotar la leche, parece ser además un mensajero químico del deseo sexual), y comienza el trabajo de los neurotransmisores que dan lugar a los arrebatos sentimentales, en síntesis: se está enamorado.

Estos compuestos combinados hacen que los enamorados puedan permanecer horas haciendo el amor y noches enteras conversando, sin sensación alguna de cansancio o sueño.
El affair de la feniletilamina con el amor se inició con la teoría propuesta por los médicos Donald F. Klein y Michael Lebowitz del Instituto Psiquiátrico de Nueva York, que sugirieron que el cerebro de una persona enamorada contenía grandes cantidades de feniletilamina y que sería la responsable de las sensaciones y modificaciones fisiológicas que experimentamos cuando estamos enamorados.

AMOR Y CHOCOLATE ¿Qué relación hay? Las sospechas comenzaron cuando realizaban un estudio con pacientes aquejados "de mal de amor", una depresión psíquica causada por una desilusión amorosa.
Llamó la atención la compulsiva tendencia de estas personas a devorar grandes cantidades de chocolate, un alimento especialmente rico en feniletilamina por lo que dedujeron que su adicción debía ser una especie de automedicación para combatir el síndrome de abstinencia causado por la falta de esa sustancia.


Según la hipótesis el centro de placer del cerebro comienza a producir feniletilamina a gran escala y así es como perdemos la cabeza, vemos el mundo de color de rosa y nos sentimos flotando.