martes, 12 de mayo de 2015

RECOMIENDO

LA AUTOESTIMA DE LOS NIÑOS.
Dicen los que saben...
Encontré esta nota de la psicóloga Maritchu Seitún*, quien afirma que la autoestima de nuestros hijos se construye a partir de nuestra mirada.
¿Qué es la autoestima? ¿Cómo se construye? ¿Cuánto influye nuestra mirada como padres en cómo se ven nuestros hijos?
La autoestima habla de la imagen de nosotros mismos; implica –según dice Dorothy Corkille Briggs, autora de El niño feliz– que un chico se sienta querido, querible –o sea, merecedor de ser querido–, valioso y competente.
“Durante los primeros años, la autoestima se va construyendo a partir de la mirada de los padres. Con el correr del tiempo, esa imagen se va internalizando y se convierte en la propia imagen que el chico tiene de sí mismo”, explica Maritchu Seitún, autora del libro Capacitación emocional para la familia.
Los síntomas típicos que enmascaran una baja autoestima de los chicos son los problemas de conducta y algunas dificultades de rendimiento escolar. El hostigamiento (bullying), la inseguridad, el malhumor, la exigencia, la pereza, la falta de responsabilidad, la forma de ser demandante son señales posibles de esta problemática.
“También hay chicos muy sensibles, que sufren cuando sienten que no pueden cumplir con las expectativas de sus padres. Por ejemplo, cuando los adultos les piden que se queden quietos o que no vuelquen un vaso de agua, y ellos no pueden. Un chiquito se puede sentir mal cuando tiene un proyecto imposible de concretar a su edad, como dibujar, o patear la pelota a los 4 años como si tuviera 8”, explica Seitún.
Es importante estar atentas: la tristeza, la falta de ánimo o de confianza en sí mismo, el temor al fracaso, el no querer intentar cosas nuevas pueden ser pistas claras de esta problemática. Los caminos para detectar una baja autoestima son muchos. A veces, se esconde detrás de una gran necesidad de destacarse (“Dime de qué alardeas y te diré de qué careces”, sostiene el dicho); otras, la vemos en chicos que continúan queriendo tiranizar con malos modos porque en realidad no se sienten merecedores de aquello que piden.
Es importante tener en cuenta que la autoestima puede bajar también cuando en algún aspecto los chicos no se sienten semejantes a los de su edad, ya sea en estatura, inteligencia, fuerza física, belleza, destrezas o capacidad intelectual. “No hay una sola autoestima, puede haber muchas, y quizá la tengan alta en algún aspecto y baja en otro”, dice Maritchu.
Padres: cómo los miramos
La manera en que miramos a nuestros hijos es decisiva en cómo ellos se van a ver tarde o temprano. Los chicos están atentos a esta mirada, la perciben, la sienten. “Por eso, es fundamental que como padres revisemos nuestra propia autoestima y tratemos de mejorarla para no pretender que nuestros hijos ‘perfectos’ la hagan subir. Busquemos éxitos personales en otros temas, más allá de los hijos, para no cargarlos con la responsabilidad de que sean nuestro único o principal ‘proyecto’ personal. Revisemos nuestras autoexigencias porque seguramente les pidamos a ellos en la misma medida en que nos exigimos a nosotros mismos. No les pidamos aquello que nosotros no pudimos hacer y tampoco impongamos lo que sí hicimos como único camino valioso”, aconseja la psicóloga.
Pero eso no es todo. Cuando llega la adolescencia, es necesario no competir con ellos. Su deseo de rivalizar no deberá encontrar eco en nosotros.
“Hagamos el duelo del hijo deseado y pasemos a aceptar el hijo real, ¡tan perfectamente imperfecto como nosotros mismos!”, concluye Seitún.
Muy interesante! ¿no?

* para saber mas http://www.maritchuseitunpsi.com/

No hay comentarios.:

Publicar un comentario